Tenía el estómago inquieto. Los cafés del bar son bombas letales que actúan cual laxante de una forma muy efectiva. Pero yo soy un tío con clase, e intento evitar pasar por el baño durante el curro. Puede que sea un poco tiquismiquis, no lo niego, pero es que ese váter no llega a los mínimos de higiene que yo exijo. En principio no es demasiado sano; el riesgo está ahí latente (estreñimiento crónico). Y es que además de tener clase, también soy un temerario. Como ya he dicho, las aguas mayores estaban descartadas, pero tenía otras necesidades que cubrir (orinar o masturbarme, no lo recuerdo), así que me dirigí al baño con un paso ligero y firme. Tras abrir la puerta y respirar hondo, hice una reflexión muy profunda, tanto como el ojete de Jorge Javier Vázquez:
La vida es como cuando vas al baño en mi curro… nunca sabes cuándo te va a tocar respirar la mierda de otro.
Tú caga lo que puedas o más (no más que el de la foto) no vayas a reventar y quedar fatal en el curro: si te ven echando mierda a chorro por las orejas lo mismo no te renuevan.
ResponderEliminarMe mola tu vieira.
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